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Fast food de los afectos: tinder





Actualmente no es necesario salir de casa para conocer a alguien con quien vincularse en una multitud de formas: amistad, sexo o relación de pareja. Podemos hacerlo en cualquier momento, sin necesidad de arreglarnos para salir, solo tenemos que escoger algunas fotos en las que consideremos que se ve "nuestro mejor ángulo" y a través de las cuales reflejemos el estilo de vida o intereses que deseamos mostrar. Podemos entrar a la aplicación mientras estamos en el baño, al esperar en una fila, mientras vemos una película, o al estar en alguna reunión social, es decir, en infinidad de momentos.


Tan rápido, tan accesible, tan barato como la comida fast food. Podemos consumir de este fast food de las relaciones de forma ocasional (cada cierto tiempo) o de forma recurrente.

Cada persona llega a la aplicación con una historia personal y con un fondo relacional previo, llega con una intencionalidad y con una serie de necesidades y de expectativas. Al encontrarnos frente al menú de alimentos humanos experimentamos una serie de proyecciones, basadas en nuestras experiencias previas, en nuestra sombra y en nuestra forma de dar significados al mundo que nos rodea.


También influye lo que las demás personas decidieron mostrar y reflejar en sus fotos y en sus descripciones. Es decir, hay una co-construcción. ¿Seré elegida en medio del buffet humano? El hacer un nuevo match podría abonar a la construcción que me hago de mí misma: "soy alguien deseable". Por otro lado, el ver que no tengo matches puede afectar al concepto que tengo de mi persona: ¿acaso no soy atractiva? ¿Qué me falta?


La herida de no ser suficiente puede activarse por unos segundos antes de que me distraiga con una nueva persona: ¡¡a seguir con la búsqueda!! Creo que hay una serie de factores que intervienen al conocer a alguien: El momento de vida en el que está cada una de las partes, la intención con la que llegan al encuentro, sus experiencias previas, la atracción física, intelectual, emocional y espiritual que puedan sentir al conocerse. En ocasiones, estos aspectos pueden coincidir y puede haber una resonancia mutua.


Otras veces puede haber una disonancia entre lo que una persona busca y lo que la otra, puede ser que la atracción venga de un lado, pero no del otro o puede ser que sea en un área de la vida pero no en la otra.


Es entonces, cuando pueden llegar las decepciones: mi ligue de tinder me hizo gosting, no hubo química, regresó con su ex pareja, o simplemente no le guste o no me gustó.

Podríamos decir que cada encuentro nuevo es un poco como jugar a la ruleta de los afectos, en donde una serie de aspectos se ordenan movidos por unas fuerzas que no son visibles y que crean una composición multifactorial de compatibilidad o de falta de ella. Hay personas que lo que buscan es salir del dolor personal, sin estar disponibles para el encuentro íntimo, sin tener la capacidad para ver y dejarse ver por el otr@. Otras personas llegan al encuentro con un anhelo de alcanzar y ser alcanzadas por la otra persona (al menos por unas cuantas horas). Hay quienes después de conocerse desean seguir nutriéndose mutuamente de diversas maneras: amistad, sexo esporádico, parejas (abiertas, poliamorosas, monógamas).

Consumir del fast food de los afectos puede ser sencillo y práctico, puede traernos placer y satisfacción, podemos conocer personas importantes en nuestra vida.


Sin embargo, su uso prolongado como base de nuestra alimentación podría llegar a traer efectos secundarios.


No se nos subirá el colesterol ni el azúcar, no engordaremos, tampoco nos generará desnutrición, pero podría llevarnos a otro tipo de padecimientos: Podríamos convertir a las personas en objetos de consumo para conseguir gratificaciones y satisfacer necesidades (algunas que ni nosotr@s mismos conocemos).


Al mismo tiempo, pudiéramos llegar a ser parte de los sujetos de consumo de otras personas, lo cual podría impactarnos de diferentes maneras, dependiendo de la situación y de nuestras circunstancias.


Podemos sentir compulsión por ingerir de estos alimentos al no encontrar los nutrientes que necesitamos a nivel relacional, quedando incluso con más hambre que antes de comerles.

Las aplicaciones para citas nos dan la oportunidad de llegar a diferentes personas, facilitan los encuentros y nos permiten relacionarnos de forma más directa. Son una herramienta que está actualmente a nuestro alcance.


Creo que las personas tenemos la opción de elegir cómo utilizarlas y hacer un ejercicio para tomar conciencia de la forma en la que nos vinculamos a través de ellas.


Podemos identificar en qué nos apoyan en nuestra vida y qué pudiéramos evitar a través de su uso.


Ser parte del fast food de los afectos nos da también la posibilidad de elegir qué tipo de alimento queremos ser para los otr@s.


Me parece importante reflexionar cuál es la forma en la que nos relacionamos, qué tan fácil o difícil nos es mostrarnos auténticamente, cuáles son nuestras necesidades, qué tanto nos permitimos ver al otro y ser impactad@s por los encuentros.



Psic. Teresa Salgado Borge

Psicoterapeuta Gestalt

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