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El encuentro con la sombra: ¿Conoces a tu sombra?

Actualizado: 1 nov 2023



Si dejo que fluyan libremente los pensamientos que me llegan y que van alternándose en sus diferentes frecuencias, puedo identificar que algunos me hablan de distintas partes de mí ser: la parte amorosa, la severa y crítica, la prepotente, la humilde, la altruista, la egoísta, la seria, la graciosa, la aventurera, la miedosa, la conservadora y la liberal.


Puedo ver a la polaridad coexistiendo. Me doy cuenta, de que me es más fácil aceptar algunas partes mías que a otras.


¿Qué hacemos con aquellas partes que no nos gustan?


La sombra, es aquel espacio donde depositamos (con conciencia o sin ella) todos aquellos aspectos nuestros que nos avergüenzan, que rechazamos, que nos han enseñado que no son adecuados.


Desde temprana edad aprendimos cuáles comportamientos, qué emociones y qué actitudes eran bienvenidos en nuestra familia y cuáles eran rechazados: "los niños no lloran" "debes de ser una niña que comparte porque si eres egoísta nadie te va a querer".


Al ser pequeñ@s solo contamos con el amor de nuestra familia, por lo que aprendemos a sacar de nuestra conciencia y enviar al sótano más recóndito, cerrado con llave, aquellas partes nuestras que no fueron bien recibidas.


Al no permitirnos sentir ciertas emociones, estas operan desde la sombra: un enojo engrandecido podría hablarnos de una tristeza no sentida.

Conectar con mi parte egoísta me podría ayudar en ciertos momentos a cuidar de mi persona, a atender mis necesidades y a poner límites; si no puedo decir NO en algunas ocasiones por temor a ser egoísta, corro el riesgo de vivir satisfaciendo las necesidades de los demás y poner a mi persona al último.


Solemos esforzarnos para que las demás personas "no se den cuenta" de esas partes nuestras que nos avergüenzan, intentando que lo que se vea desde afuera sea únicamente nuestras partes más luminosas.

Este rechazo hacia nuestra sombra hace que tome mayor fuerza e intensidad, que exija ser vista, como cuando un niñ@ pequeño pide a gritos atención.


Trabajar en nuestra sombra implica verle, sentirle, darle voz y escucharle.


Ignorarle no hace que deje de existir o que desaparezca, ya que influye tras bambalinas: en nuestras elecciones de pareja, en nuestra interpretación del mundo que nos rodea, en nuestra forma de relacionarnos, en algunas reacciones y en ciertas conductas.


Vivimos en una cultura donde se valora "ser positivo" "vibrar alto" "sentirse bien" y se nos enseña a esconder aquello que nos duele y aquello que no está bien para nosotr@s.

Podemos incluso sentir culpa por no poder mantenernos en ese estado de bienestar en algunos momentos y esto puede llevarnos incluso a invalidar nuestras experiencias.

El espacio de terapia es un lugar seguro para explorar nuestra sombra, para entender el mensaje que intenta desesperadamente comunicarnos.


El sentir que otra persona la recibe, la valida y la acepta nos puede ayudar a reconocerle y a escuchar las necesidades que subyacen tras ella.


Podemos comenzar a mirarle con compasión y de esta forma podemos ir integrando las diferentes partes que conlleva nuestro ser y elegir cómo queremos estar en el mundo.


Es entonces cuando nos damos cuenta de que el monstruo no era tan grande como creíamos.

Conocer a nuestra sombra nos hace personas más completas. El aceptarnos tal y como somos es la verdadera riqueza.



Psic. Teresa Salgado Borge

Psicoterapeuta Gestalt



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